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El anuncio de la construcción de una central termoeléctrica entre las localidades de Pellines y Loanco, 30 kilómetros al sur de Constitución, en la costa de la Región del Maule, anticipa un intenso debate en torno a los beneficios y perjuicios que puede traer una industria de este tipo, en el marco de las necesidades de generación de energía existentes hoy en el país, en cuyo análisis se ha considerado también la opción de la variable nuclear.
El proyecto maulino, denominado Los Robles, y que será llevado a cabo por AES Gener, la segunda mayor generadora eléctrica del país, con una inversión aproximada de mil 300 millones de dólares, permitirá aportar con 750 megawatts al sistema interconectado central.
La iniciativa contempla tanto la planta a carbón como un puerto para la recepción del combustible, lo cual ha vuelto a poner en el tapete el tema de un terminal portuario de proporciones que, además del uso por parte de AES Gener, sirva para la exportación de productos agrícolas, madera, fruta o vino del Maule, como asimismo, opere como punto extremo del corredor bioceánico que se proyecta con la pavimentación del paso Pehuenche, que debe estar terminada el 2010.
En estos momentos el proyecto está a la espera de la determinación de la Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema), la que debe dar su visto bueno, rechazar o formular observaciones al Estudio de Impacto Ambiental presentado por los inversionistas el pasado 8 de octubre.
El gerente general de AES Gener, Felipe Cerón, al visitar al intendente regional e informarle del proyecto, manifestó que se trata de “un proyecto termoeléctrico grande, muy importante para el país y esperamos también que sea un aporte importante para la región. Sería una de las centrales grandes en Chile”.
Voces disidentes, sin embargo, advierten sobre los efectos que para el medio ambiente puede provocar una planta de este tipo, y postulan que, en lugar de centrales termoeléctricas que usan como combustible el carbón, responsable de las emisiones del anhídrido carbónico a la atmósfera, se inviertan esos mismos recursos en la búsqueda de energías alternativas, como la eólica.
Ana María Cabello, presidenta de Adnuma Chile, sostiene que bajo el argumento de “generar trabajo” se deja de lado la componente ambiental y advierte que una planta como la referida generaría más de cinco millones de toneladas de CO2 por año, lo cual contradice los compromisos ambientales suscritos por el Gobierno, en el marco del Calentamiento Global, Cambio Climático y Protocolo de Kyoto.
A su vez, el gerente del proyecto Los Robles, Fidel Venegas, precisa que el grado de contaminación que pueda generar la industria se encuentra bajo los estándares nacionales e internacionales. Sostiene que el carbón a usar provendrá desde Australia que cuenta con minas de carbón de alta calidad calórica.
Estamos, pues, en el comienzo de una polémica en que se ven enfrentadas variables que tienen argumentos diversos. Por un lado, el tema ambiental y sus consecuencias, ya sean imperceptibles, para unos o graves, para otros… Y el tema del desarrollo regional, con la opción de trabajo para enfrentar el desempleo (700 puestos en la etapa de construcción y centenar una vez en operaciones) y la opción de un puerto amparado por un molo de abrigo, que permitirá canalizar las exportaciones vía Región del Maule, como igualmente, servir en forma eficaz al corredor bioceánico Paso Pehuenche mediante. Energía para Chile, trabajo para el Maule, conexiones para el corredor bioceánico… ¿Y el medio ambiente? Es la interrogante que necesita respuestas contundentes en pro o en contra de la iniciativa.
Fuente: Diario El Centro de Talca.